El arquitecto sanfrancisqueño Fernando Mosca, quien está radicado desde hace 30 años en Italia, se encuentra en nuestra ciudad por unos días, tras la obtención de la primera mención en Arquitectura y Diseño Interior de la edición 2016 de Casa FOA, en la ciudad de Buenos Aires (junto a otro arquitecto local, Mauricio Mare).

Mosca tiene su propio estudio en la ciudad de Milán, lugar donde es reconocido por su trabajo y donde además se desempeñó en el estudio que proyectaba los negocios de Gianni Versace (diseñador de ropa italiano). Y toda su experiencia la podrá contar el próximo lunes 7 en una charla que brindará en la Escuela Superior de Bellas Artes “Dr. Raúl Villafañe”, desde las 17.

¿Cómo recibió esta mención en Casa FOA?

Muy bien, éramos los únicos del interior. Nos tocó el tema escritorio. Hablé con Mauricio (Mare) y le dije que debíamos proponer algo muy distinto. Imaginamos en una burbuja de trabajo un espacio esférico, transformamos la esfera en un segundo paso en una geometría significativa que pasó a ser como la forma del dodecaedro, uno de los cinco cuerpos sólidos estudiados por Platón. De ahí el nombre del proyecto: "El barrilete de Platón".

¿Esperaban de antemano la primera mención?

Teniendo el contacto directo con lo que pasa en el mundo, uno trata de estar siempre. A mí me interesa que me sigan y no seguir a los demás, la intención era hacer algo en Buenos Aires que provocara críticas. La sorpresa fue que esas críticas fueran positivas, como si la gente esperara que alguien venga a hacer lo suyo sin timidez.

¿Qué proyectos de importancia lleva adelante en Europa?

Desde mi estudio en Milán hace varios años que trabajamos para distintos países. Hoy tenemos un proyecto de spa en España, en la capital de Ucrania un espacio comercial de lujo, estamos proyectando un lugar de exposición en Dubai para empresas italianas, trabajos en centro de Milán. También participamos de concursos internacionales, uno de ellos para la empresa Lamborghini que llamó a concurso.

¿Proyecta para Argentina también?

En Argentina también hay cosas iniciadas. Una de mis ambiciones era encontrar eco en un profesional argentino, mejor si es de san Francisco, para dialogar sin interferencias entre nosotros y lograr un engranaje para hacer cosas. Creo que Casa FOA es el inicio de una actividad nacional y local para trabajar hacia Latinoamérica.

¿Qué consejos les daría a los arquitectos que recién se inician en la actividad?

El primer consejo que daría es que hagan una experiencia internacional, si les es posible, sino local o en otra ciudad pero trabajando para otra persona. Entre dos y cinco años para tener una práctica y poder empezar luego una actividad por su cuenta. Luego el talento viene con la práctica. Yo a veces me sentía un marciano en la Facultad cuando veía ciertas cosas que nunca imaginaba hacer. A mí nadie me vino a decir cómo era o fíjate que la arquitectura es amplia, donde cada uno aporta lo suyo. Yo llegué a Milán, empecé a trabajar a las pocas horas, con una gran timidez porque sabía que mis límites estaban bien claros. Allá me empezaron alentar y dejé salir mis cosas algo que nunca antes me había pasado. Lo importante es hacer que todo lo que suceda vaya por tu lado; no todas las corrientes están hechas para seguir. Lo importante es creer que uno tiene la capacidad para poder expresar sus deseos.