Durante el jueves y el viernes de esta semana, el Cottolengo Don Orione llevó a cabo una nueva venta de pastelitos, un evento tradicional que realiza año tras año con diferentes objetivos.

Según contó el sacerdote Edgardo, quien recordó que el récord se alcanzó hace aproximadamente quince años con 5 mil docentes vendidas, este año se entregaron cerca de 2500 docenas.

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Objetivo

“El objetivo siempre fue generar recursos extraordinarios para gastos extraordinarios de la casa, de mantenimiento. Habitualmente los últimos años venimos destinando los fondos a arreglos edilicios significativos. Hace un par de años habíamos cambiado los tanques de fibrocemento que teníamos, por tanques adecuados a las normas de higiene y seguridad actuales”, explicó el religioso.

El sacerdote adelantó que en esta ocasión el dinero que se recaudó se utilizará para cambiar las aberturas del sector más antiguo de la casa, que ya está a punto de cumplir 60 años. “El Cottolengo tiene aberturas de madera. La decisión es pasar a tener ventanas de aluminio que te permitan tener un poco de luz. Son más grandes. La mayoría de nuestras ventanas son con banderolas. Entonces la idea es pasar a algo más moderno y que tenga un poco más de durabilidad”, señaló.

Alumnos secundarios

Este año, al igual que en otras ocasiones, ayudaron en la elaboración de los pastelitos, alumnos de escuelas secundarias de la ciudad.

Participaron alumnos de las escuelas Sagrado Corazón de los Hermanos Maristas, IPEM N° 315, Instituto San Francisco de Asís, Fasta Inmaculada Concepción, Dante Alighieri y el IPET Nº 264 “Teodoro Astegiano”.

“Los chicos armaron los pasteles, les pusieron el dulce y los llevaron hasta el sector donde se hizo el fritado, que esa parte le corresponde a adultos”, explicó el párroco.

51 internos

En la actualidad, el Pequeño Cottolengo Don Orione aloja a 51 personas, tanto hombres y mujeres, con distintos tipos de discapacidades.

En el lugar colaboran cerca de 50 personas, entre personal de limpieza y mantenimiento, de lavandería, cocina, auxiliares, orientadores, profesionales y administrativos.

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Agradecimientos

El sacerdote agradeció “a la gente que cotidianamente colabora, porque estos son eventos extraordinarios, pero día a día hay gente que se acerca a hacer donaciones de dinero, pañales, ropa, artículos de limpieza, hay gente que dona tiempo como voluntarios, gente que viene a planchar, a compartir una salida con los residentes, un paseo, una comida, así que agradecido a toda la gente”.

“Quiero asegurarles que cuentan con la oración de todos los residentes de la casa y de todos los que hacemos el Cottolengo, que desde la oración vamos a rezar por sus intenciones y sus necesidades. Le damos gracias a Dios por todas estas manos que nos cuidan y nos miman día a día en San Francisco”, concluyó.