El anuncio del aislamiento social, preventivo y obligatorio encendió las parrillas y hornos de muchos sanfrancisqueños ese primer fin de semana y los días posteriores.

Ante la incertidumbre, la población se agolpó a supermercados y carnicerías para abastecerse, a tal punto, que muchos negocios vendieron más durante la primera semana de cuarentena que con las fiestas de fin de año en diciembre pasado. Pero, con el correr de los días la curva del consumo se fue aplanando.

“Apenas se largó la cuarentena la gente se amontó en los mostradores a comprar carne creyendo que no iba a volver a salir. Se generó en esa semana una venta que superó los números de fin de año, vendimos más que Navidad y año Nuevo”, confirmó José Roggero a El Periódico, propietario de Almacén de Carnes.

Según el comerciante, esa situación anómala generó confusión no solo en el consumidor sino en los mercados: “Los frigoríficos salieron a reponer esa carne y a pagar más de lo que se pagaba y se produjeron algunos aumentos. Después, el precio se acomodó”, agregó.

Roggero contó que en este tiempo la gente aprovechó a comprar cortes de carne que no tenían tanta salida, como la pulpa en bife para hacer milanesa, por ejemplo: “La gente tuvo más tiempo de cocinar, empezó a buscar cortes nuevos que antes no salían mucho y así prueban”.

Luego cambió

El furor por la compra fue decayendo a medida que desde la Nación se extendía la cuarentena, lo que le impedía a muchos salir a trabajar.

Según Roggero, a la semana siguiente la venta empezó a normalizarse hasta llegar a hoy con un cambio en el hábito de consumo: cortes más económicos y compra para el día. Eso sí, el asado sigue siendo fija el fin de semana.

“Hoy la venta se acotó, se vende menos de lo normal y la gente busca los cortes más económicos, se nota la falta de plata en la calle”, aclaró.

Entre los cortes más económicos asoman la falda, la aguja, la carne picada, el puchero, entre otros, cuyo costo del kilo tiene una diferencia de unos 200 pesos respecto a cortes más caros. “Antes la gente compraba bolsones de carne y ahora volvió a la compra del día”. Pese a ello, Roggero destacó que el precio sigue siendo bajo si se lo compara con otros productos: “La carne sigue estando barata. Hablamos de 350 pesos el kilo de ternera y 250 pesos el cerdo, en promedio. Con esa plata en la verdulería llevás poco, el pan aumentó; todo lo complementario a la carne aumentó”, indicó.

Por último, el comerciante destacó que este sector pudo seguir trabajando pese a la pandemia al ser esencial. “Esto nos va a generar no arrancar con deudas como arrancarán otros sectores que tuvieron actividad”.