Esta semana la Municipalidad de San Francisco informó que siguen las obras de restauración del Palacio Tampieri y que probablemente que en el último trimestre de este año se culmine. 

Desde que la obra se puso en marcha han salido a la luz detalles para muchos desconocidos, entre ellos se cuentan las imágenes de diversos próceres nacionales en la terraza, la nobleza y durabilidad del material original traído de Bologna en barco cuando se lo construyó. 

Anécdota

No obstante, hay que hablar también de las historias extramuros que han aparecido por fuera de la construcción. 

Una de ellas protagonizada por la vecina Susana Macchieraldo, que estuvo en el recorrido hecho por el intendente Damián Bernarte con arquitectos y referentes de la historia local. 

La mujer les explicó una anécdota familiar que la conectó desde muy joven al Palacio Tampieri. Según dijo en uno de los remates que se hicieron con los muebles y objetos que pertenecían al edificio su padre le llevó un regalo muy especial. 

“Cuando era niña mi padre me compró un piano que había en este lugar porque me encantaba la música”, reveló. Sus manos practicaron las partituras mucho tiempo en su hogar y aún lo conserva como un recuerdo especial. “Es muy hermoso y durante mucho tiempo toqué en ese piano”, señaló. 

Por supuesto que el piano acusa el paso del tiempo y requiere de cierto mantenimiento para que recupere su esplendor, pero no es nada imposible. El deseo de la mujer es que el objeto vuelva al lugar original. 

“Si bien hay que restaurarlo y hacerle algunas cosas, afinarlo y demás, mi propósito es que vuelva a su lugar de origen. Si Dios quiere, cuando este lugar esté a punto de habilitarse al público, aquí estará nuevamente el piano para que puedan apreciarlo todos los presentes”, dijo. 

Idas y vueltas

El Palacio Tampieri también sufrió desventuras por eso la novedad de que el piano terminara siendo rematado no es algo sorprendente, pero para comprenderlo hay que volver algunos años en la historia. 

El Palacio comenzó a construirse en 1930, la familia Tampieri comenzó a vivir allí en 1933. Los trabajos demandaron 14 meses y requirió de la labor de 70 obreros, de acuerdo a los datos brindados a El Periódico por Arturo Bienedell del Archivo Gráfico y Museo Histórico (AGM).

Los materiales llegaron en barco desde Europa, dado que la ciudad natal del empresario era Bolonia. Se transformó en su hogar, como si estuviera en el país que añoraba, hasta 1953 cuando falleció (luego lo hizo su esposa). 

Allí comenzaron los cambios, según dijo tiempo atrás Bienedell: “Luego eso quedó prácticamente vacío porque ya los hijos se habían casado y se habían ido. Quedó a cargo de personal de servicio que estaba al cuidado y en el año 1961 se hizo un remate de todos los bienes que tenía el Palacio”.

Escondido

Tiempo atrás también había causado sorpresa el redescubrimiento de la terraza del Palacio. Allí se habían imprimido los rostros de próceres nacionales como José de San Martín, Domingo Faustino Sarmiento, entre otros. Las piezas fueron hechas en aquellos años en la terraza que no es visible desde el exterior y todos fueron confeccionados en cerámica. 

Además se pudo conservar un techo corredizo que permite la entrada de luz o aire por medio de este; sigue intacta y con “aires de nueva” la decoración estilo española que cuenta con mayólicas pintadas.

Falta todavía

La restauración comenzó en julio de 2022 y en caso de que continúe este ritmo de obra se estima que en el último trimestre de este año podrían estar concluidas las tareas.

Una vez finalizada la obra, el proyecto contempla que el palacio se convierta en un museo donde albergará parte de la historia sociocultural de San Francisco.